En estos tiempos de recogimiento, producto de un forzado arresto domiciliario al que me veo sometido
en causa del maldito y, a buen seguro, propiciado virus importado de China (COVID-19), imbuido en
la melancólica desesperanza con la que recibo los interminables disertos gubernativos sobre su
desarrollo, me he dado la placentera satisfacción de releer uno de los muchos libros-ensayo (“LA
TENTACION TOTALITARIA”2) que conformaron mi formación intelectual universitaria, a la sazón, mi
pensamiento crítico más allá del ideológico imperante al uso (finales de los 70). Y así gustaría que lo
interpretara de inicio el sufrido y agradecido lector que me distingue con la lectura de este artículo,
cuando de inicio avanzo que sus dos primeros capítulos titulan: “1. El socialismo y sus enemigos” y “2. El
deseo del totalitarismo”.
En España nadie está solo
Nosotros, Sociedades Civiles, compuestas por personas asociadas por voluntad propia para trabajar en la construcción de un mundo más justo y libre, nos constituimos en Plataforma Unitaria que nos agrupa a las diferentes asociaciones de carácter civil, para dirigirnos a todos sin excepciones a través de esta nota de prensa.
En pocos días, confinados, sin tener siquiera la capacidad de enterrar a los nuestros y suspendidas nuestras expectativas laborales y económicas, hemos visto y vivido el sufrimiento, el miedo y la desdicha. Pero junto a ellas hemos aprendido de las mejores virtudes del ser humano: la cooperación, la ayuda y el socorro entre las gentes sin distinciones.
Son momentos de confusión. La tristeza se percibe con especial crueldad, en el vacío de nuestras calles y plazas y en los hospitales y lugares de confinamiento, pero también son momentos de certeza, de creencia en nuestra capacidad como especie humana, esa que ha sido capaz de construir el mundo en que vivimos.