Perdidos en lo acontecido en aquel día 10 de octubre, en que se firmó la conocida DUI (establecimiento de la República catalana como “Estado independiente y soberano, de derecho, democrático y social”) y su posterior ratificación por el parlamento regional de Cataluña el día 27, en el interludio del mayor juicio -por mediático- que se sigue en el Tribunal Supremo por estos hechos, produce una mezcla de displicencia y rabia incontenida el paso de los principales testigos (a falta del “huido”). En ello, mis próximas reflexiones.
¿Qué pasa, que hemos de pensar que este “mojón” en el camino fue un hecho aislado, intrascendente e inocente como nos quieren hacer valer la ex -presidenta Sra. Forcadell, y en línea orgánica sus correligionarios? Acaso, ¿que hayamos de aceptar los españoles de bien que este devenir de los acontecimientos fue un infortunio sin importancia del “honorable”, huido subrepticiamente a las primeras de cambio, y no el resultado de un verdadero “procés” forjado minuciosamente a lo largo de muchos años en escuelas primarias, universidades, televisión catalana, ….?.