Cuando se navega entre libros de forma constante, de vez en cuando aparece una perla que invita a reflexionar sin que sea necesario que sea un éxito de ventas o un best seller en términos anglosajones. El libro Los últimos del escritor Paco Cerdá expone de forma contundente y dramática cómo en nuestra piel de toro se está produciendo un proceso de despoblación importante en grandes zonas del país por la atomización en grandes núcleos de población y la concentración a lo largo de nuestro más que extenso litoral donde, además, acentúa su atractivo económico el fenómeno turístico.

El inexorable proceso está provocando unos extensos vacíos territoriales produciéndose la muerte por abandono de centenares de núcleos urbanos de pequeña dimensión, que provocan de forma inmediata la ruina de los pueblos y territorios circundantes afecto a los mismos. No obstante, debemos pensar que esos vacíos no sólo provocan el abandono físico, sino que conllevan el desarraigo de los ciudadanos, habitantes que por puro aislamiento desconectan de la realidad y la cohesión del país.

Díganme los lectores qué pueden esperar los escasos habitantes de esas zonas rurales despobladas sin disponer de una mínima asistencia sanitaria, servicio social de la ancianidad o de la más elemental logística en productos de primera necesidad. Y, todo ello, teniendo en cuenta que las dificultades de supervivencia en zonas pobladas de riqueza económica son escasísimas por el elevado coste de vida en vivienda y alimentación, mientras que en esas zonas rurales sería posible sobrevivir con mucha facilidad y calidad de vida y ambiental, a poco que se resolvieran las mencionadas atenciones.

El equilibrio territorial y medio ambiental del que tanto se habla, y más en términos políticos, deberíamos tenerlo en gran consideración puesto que la desafección de tanta población española es un grave problema para la cohesión y la democracia. Baste poner como ejemplo en el caso del independentismo catalán, cómo se demuestra que la escasa población de la Cataluña profunda y su desafección por España, unido a que su única información son los medios manipulados por el secesionismo, están condicionando la convivencia frente a zonas pobladas costeras y provocando el enorme conflicto secesionista catalán.

Pero en el tema del conjunto del país vamos a tener, en mi opinión, grandes sorpresas políticas en los resultados de las elecciones nacionales pues sabemos que hay programas políticos que pretenden la supresión de la caza y la cría bovina y porcina que es en enormes extensiones del territorio vacío español la única fuente de riqueza y subsistencia de miles de puestos de trabajo. Quizás una amenaza como ésa puede provocar una reacción de todo el sector y hasta quizás un vuelco en los resultados previstos.

En cualquier caso, aparte de los problemas políticos, deberíamos proponer muy seriamente que la despoblación producirá una rápida e irreversible ruina territorial. Sin embargo, los sencillos incentivos en materia de sanidad, servicios y logística cabe considerar que provocarán un efecto llamada a familias y sectores de juventud a los que les resulta imposible conseguir una correcta calidad de vida en las zonas pobladas. Facilitando propuestas de calidad de vida en entornos ambientales de una deseada serenidad, máxime hoy día que con la tecnología y comunicaciones en red pueden posibilitarse un destacable número de puestos de trabajo desde los propios hogares.

Con todo ello es muy posible que se iniciará una reversión del proceso de vaciado territorial atrayendo de nuevo a sectores de población que vengan a reequilibrar la distribución de la población. Hasta me atrevería a proclamar que aquellos políticos que ofrecieran en sus programas soluciones como las mencionadas se verían claramente recompensados en apoyos ciudadanos. Yo al menos lo haría.

Mariano Gomá

Vicepresidente