Con ocasión del día 8 de marzo de 2019, se ha celebrado a nivel mundial el Día de la Mujer. Esta fecha conmemora la lucha de las mujeres por la igualdad con el hombre, así como su participación y reconocimiento en la sociedad actual.
No obstante, su origen precisa al menos de una reflexión, dado que conmemora la lucha y el nefasto resultado de la misma para unas mujeres obreras en Nueva York, el 8 de marzo de 1908; este antecedente marcó el inicio de numerosos actos para hacer eco del progresivo y necesario empoderamiento de la mujer, que culminaron con la oficial designación del 8 de marzo como el Día Internacional de la Mujer, por la Asamblea General de la ONU en 1977.
Desde entonces, los gobiernos, instituciones, asociaciones y personas -bien unidas o a nivel particular-, han ido sumándose a este movimiento en favor del reconocimiento de la mujer en todos los lugares del mundo. Y en concreto, este Día de la Mujer de 2019 ha sido representativo, pues ha dejado ver a mujeres de más de 40 países participando en un paro mundial, para encontrar su lugar común, sin enfrentamiento con el hombre, para encontrar un equilibrio entre la diversidad natural de ambos.
Pero la realidad es que para encontrar una igualdad real, quedan todavía obstáculos que deben ser superados, y la única manera es hacerlos visibles. Uno de ellos es el llamado “techo de cristal”, que hace referencia a los obstáculos que encuentra una mujer cualificada cuando desea ascender a un puesto de responsabilidad en su lugar de trabajo. Otro, reducir la existente y constatada brecha salarial en muchos sectores, que según los últimos datos de la Oficina Europea de Estadística (Eurostat), alcanza el 14,2 % en nuestro país.
Por otro lado, en lo que respecta a la posibilidad de acceder a un empleo, la mujer se enfrenta a una tasa de actividad de once puntos por debajo del hombre. Así lo recoge la EPA, en su estudio del cuarto trimestre de 2018, reflejando también que las mujeres tienen una tasa de paro 3 puntos por encima de la de los hombres.
Otro extremo a abordar es sin duda el de la conciliación familiar: a día de hoy, siguen siendo las mujeres quienes solicitan mayoritariamente permisos, reducciones de jornada y excedencias laborales para hacerse cargo de manera temporal -e incluso, definitiva- del cuidado de los hijos, del hogar y de las tareas relativas al cuidado personas dependientes.
Por todo ello, para hacer visible esta realidad, en lugar de albergar dudas sobre el valor de celebrar este Día de la Mujer, conviene recordar que ha sido esta movilización a lo largo de los años, la que ha impulsado hacia nuevos cambios socio-políticos en favor de la igualdad.
Esta igualdad implica poder partir de la misma posición en la línea de salida, y permitir a las mujeres crecer laboralmente en igualdad de condiciones, para poder ser así partícipes activos en la innovación, la tecnología, las ciencias, la empresa, el arte, la cultura, las leyes, la política, la economía o el deporte, aportando un punto de vista complementario y enriquecedor en todos los avances.
Mujeres como Marie Curie son un ejemplo en esta lucha por la igualdad: a pesar de ganar un Nobel, reconoció en sus escritos biográficos que fue difícil optar por el cuidado de su hija, dado que ni su marido ni ella estaban dispuestos a abandonar la labor investigadora. Su tesón, y su afán por lograr que la corresponsabilidad fuese un hecho, tanto en el ámbito laboral como en el ámbito familiar, dan sentido a esta celebración del Día Internacional de la Mujer.
Isabel Winkels
Abogada