Es indudable que el problema generado por Cataluña en la normal convivencia de nuestro país, España, no solo se ha convertido en el principal escollo para superar definitivamente la gravísima crisis económica que hemos padecido, sino que está poniendo a prueba nuestro Estado de Derecho y el marco constitucional democrático que todos los españoles asumimos hace ya cuarenta años.
También es cierto que una laxa e interesada actitud de los partidos políticos en los últimos años ha permitido el crecimiento hasta límites insospechados la deslealtad de los partidos secesionistas y asociaciones afines, hasta el punto que han perpetrado un auténtico golpe de estado institucional desde el parlamento de Cataluña. Nunca han tenido la mayoría social suficiente de los ciudadanos catalanes pero, desde un gobierno resultante por una injusta asignación de escaños, con el dominio de los medios de comunicación, cuerpos de seguridad y manipulando el sistema educativo, se han irrogado fraudulentamente la voluntad de un pueblo.
De nuevo anclados en la ilegalidad más perversa y amparados en una torpe reacción del gobierno de España, han conseguido internacionalizar el proceso, unos ya desde la prisión y otros huidos de la justicia a países perniciosamente tolerantes para la unidad jurídico-política europea.
Así las cosas, el país ha sufrido un severo revolcón institucional con una Cataluña peligrosamente fracturada, en una España convulsa y perpleja por los bandazos del gobierno central de turno cuyo Parlamento y partidos políticos, de forma decididamente temeraria, se hallan más pendientes de su propia musculatura y autoestima que de los verdaderos problemas del país, que aparte del catalán son muchos y variados.
En un escenario así tan solo la enérgica voz de la sociedad puede ser capaz bien organizada y unida de convertirse en el timón de la nación devolviéndonos al rumbo correcto y a un destino europeo seguro en paz, solidaridad y progreso.
En eso estamos trabajando en el Foro de España y si la sociedad civil del país nos otorga su confianza y apoyo, que nadie dude del cumplimiento de nuestros fines pues estamos convencidos que ahora España lo requiere con urgencia.
La sociedad civil tiene la palabra.
Mariano Gomà
Vicepresidente