El bipartidismo político – PP y PSOE- que gobernó tras la Transición durante más de tres décadas ha declinado. No sólo en España sino también en otros países europeos. Es una de las consecuencias de la gran crisis económica del 2008 y de sus secuelas políticas. En nuestro país surgió hace unos años “Podemos” como partido radical de izquierda y “Ciudadanos” ubicado en el centro y de este “tetrapartidismo” hemos pasado al “penta” con la aparición de “VOX” en la extrema derecha. Y a todos ellos hay que añadir los partidos nacionalistas y los nuevos secesionistas de Cataluña.
Con el este mapa político la gobernación del país resulta prácticamente imposible y además imprevisible. La inesperada moción de censura que llevó a Pedro Sánchez al poder nos ha traído un Gobierno basado en una minoría de 84 diputados, que busca pactar en cualquier dirección “incluida la separatista” para sacar adelante sus propuestas. Así están paralizados los Presupuestos Generales de 2019, no se estudia la financiación autonómica y cuesta “sangre, sudor y lágrimas” aprobar una propuesta legislativa.
Los populismos, ya sean de derechas o de izquierdas, se sustentan en una política de radicalidad frente a la de moderación, defienden ideas que nos alejan de la Constitución y nos traen a la memoria el enfrentamiento de las dos Españas. La experiencia de los gobiernos populistas en la Europa del Siglo XX no puede ser más negativa.
Frente a esta situación sólo hay una solución: el diálogo sincero y profundo con los adversarios, buscando con espíritu patriótico el mejor bien común para todos los españoles. Recordemos las palabras del general De Gaulle en sus “Memorias de Guerra”: “Patriota era el que amaba lo suyo, y nacionalista el que odiaba a lo ajeno”. Y de ese diálogo propuesto deben surgir sin exhibicionismos ni alharacas, unos objetivos claros.
Llegar a un Acuerdo entre los tres principales partidos constitucionalistas –PP, PSOE y Ciudadanos – para:
- Aprobar ya los Presupuestos Generales del Estado de 2019 con las enmiendas pactadas de las propuestas gubernamentales y sin pagar precios políticos.
- Establecer los criterios básicos para negociar con la Generalitat la normalicación institucional en Cataluña y la solución a los problemas económicos y legales planteados en la actualidad.
- Fijar una fecha para las próximas elecciones generales una vez superados los procesos electorales de Mayo del 2019 y un marco de debates democráticos en ese período, sin enfrentamientos radicales o cainitas.
- Sentar las bases para ir elaborando un plan estratégico a largo plazo de desarrollo solidario para la España integral.
Sólo así recuperaremos el excelente proceso de desarrollo político, económico, social y cultural que han proporcionado la Transición y la Constitución.
Salvador Sánchez-Terán
Presidente Foro España