Puigdemont. Ese fugitivo.

Puigdemont. Ese fugitivo.

Se me antoja estos días imposible encontrar un país desarrollado en el mundo, en el que se dé la circunstancia de tener un líder de un territorio regional español que ni siquiera representa a la mitad de la población residente local, que no sólo se encuentra huido de la justicia de su país, sino que además se dedica a envenenar y emponzoñar la política catalana y por tanto española desde un refugio dorado en la ciudad de Waterloo, Bélgica.

Mientras sus compinches sediciosos, miembros de la enfermiza secta que lo único que persigue es la secesión y por tanto la destrucción de la integridad territorial española, se hallan en prisión y sometidos a juicio por el Tribunal Supremo de la Justicia española, el señor Puigdemont con algunos colegas se hallan huidos y refugiados viviendo la sopa boba con todo lujo en paraísos de acogida, lo cual de por sí representa un acto de cobardía y miseria moral al no ser capaces siquiera de afrontar las consecuencias de haber perpetrado un auténtico golpe de estado institucional.

Y paseando libre por Europa a costa del erario público que pagamos todos los españoles, se ocupa de ir pregonando allá donde se le quiera o pueda escuchar las crueldades y maldades españolas, así como una supuesta baja calidad democrática de un país como España, cuando los golpistas supremacistas xenófobos son él y su banda de compinches.

España afrontó en paz, solidaridad, generosidad y convivencia la transición desde la dictadura del General Franco, a un Estado democrático constitucional con una recuperada monarquía al frente. Se hizo con acuerdo y complacencia de casi el cien por cien de la población española y la satisfacción plena de la Comunidad Internacional. Hoy en día, cuarenta años después, España ha asombrado al mundo con su grado de desarrollo y liderazgo mundial en muchas materias siendo la novena economía del planeta y la cuarta de Europa.

Pero poco a poco, hasta los mal informados o cómplices foros europeos, en donde se le ha permitido colocar sus mentiras, empiezan a reparar que con su actitud se hallan colaborando en alimentar la maldad sin sentido. Afortunadamente, estamos asistiendo al valiente pero justo acto del Presidente del Parlamento Europeo, Antonio Tajani, al prohibirle la entrada a ese santuario de la política limpia y diversa. Ya es hora de que se le empiece a tratar como a un prófugo delincuente que es lo que es y no como a un pobre refugiado.

Quisiera confiar que el veto de Tajani sirva de ejemplo y Europa le niegue cualquier atril desde el cual pueda seguir esparciendo estiércol con mentiras, a la vez que no pueda ya más irrogarse una representación que no tiene, ni alardear de un cargo del que fue estrepitosamente cesado o un liderazgo de tan solo un grupo de acólitos infectados o engañados. Me recuerda la escena de los predicadores americanos iluminados, que con sus mentiras y visiones pueden llevar hasta la catástrofe a quienes en ellos ven una luz que necesitan sus propias miserias.

En cualquier caso, tengamos la esperanza de que el señor Puigdemont desaparezca de nuestras vidas pues sufrirlo es gravemente perjudicial para la salud y para la democracia.

Mariano Gomá

Vicepresidente

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