Sirvan estas cortas líneas para ensalzar las figuras de personas como Josep Antoni Durán i Lleida, Josep María Bricall, Luis Foix, Alfredo Pastor y tantos otros, que desde sus diferentes ámbitos profesionales siempre han defendido su condición de catalanes de razón y corazón pertenecientes a un gran país como es España, al que han defendido desde todas las tribunas que han tenido a su alcance en sus ya dilatadas vidas profesionales. Han puesto su prestigio al servicio de esta nación muchas veces y a costa de las críticas de quienes han perdido el norte sensato y llaman al suicidio colectivo al pueblo catalán y a Cataluña.

Por poner solo un ejemplo, Durán Lleida tuvo la valentía, quizás tardía, de romper la coalición histórica de Unió Democrática de Cataluña cuando su socio de tantos años Convergencia Democrática se contagió irremisiblemente del delirioindependentista de su líder, hoy enviado por sus propios socios a la basura de la historia, Artur Mas, apodado familiarmente como El Astut. Durán rompió con esa locura a sabiendas que se condenaba a sí mismo a ser considerado un mal catalán, arrastrando consigo a un partido, hoy día añorado y necesario como es Unió, como genuina representación de la democracia cristiana en España.

Simplemente es un ejemplo del riesgo que corremos quienes discrepamos del régimen autoritario y supremacista que impera en nuestra Cataluña. Pero gracias a su ejemplo y de tanta gente catalana y española con la que me identifico plenamente, superaremos esta situación, aunque sea lentamente. Que así sea.

Mariano Gomá.